Muchos se preguntan, ¿cómo podré identificar mi llamado? La respuesta es simple: Primeramente estudia las Escrituras. En segundo lugar descubre qué te apasiona! Dios nos muestra su voluntad en la Biblia y también en aquellas cosas que nos entusiasman! En su Palabra, Dios describe claramente su voluntad. El Señor, en su infinita bondad nos llama a la conversión, a un proceso de transformación, a ser fieles y a dar fruto. Podemos alcanzar estas 4 dimensiones de nuestro llamado, gracias a Su Gracia y a la plena acción del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en nuestras vidas. Dios quiere que todos los hombres sean salvos, se conviertan, que puedan ser adoptados como sus hijos y ser transformados por su Espíritu a imagen de Cristo. Esto nos permite ser fieles discípulos que hacen discípulos, a fin de dar mucho fruto. Esto último, está íntimamente ligado a las últimas Palabras de nuestro Señor Jesús, lo que usualmente llamamos la Gran Comisión: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20). Tenemos bien claro nuestro llamado, pero las preguntas claves son ¿cómo hago discípulos? ¿dónde? ¿de qué forma? ¿a quiénes? Todas estas preguntas muchas veces encuentran su respuesta en nuestra pasión. Dios en su infinita bondad, nos encargó una misión pero no nos ha dejado solos. Nos permite ser guiados por su Espíritu y nos llena de dones y talentos que nos permitirán llevar a cabo tan noble tarea. El Apostol Pablo, nos exhorta a que no ignoremos los dones que Dios nos ha dado (1 Cor. 12:1) ya que son un atributo especial que el Espíritu Santo da a cada miembro del Cuerpo de Cristo, según la gracia de Dios cuyo propósito es la de perfeccionarnos y edificar el cuerpo de Cristo (Efesios 4:12) Los dones suelen confundirse con los talentos. Estos últimos son las habilidades que tenemos desde que nacemos, tienen estrecha vinculación con nuestros genes, nuestra cultura, etc. La familia y el contexto influyen en el desarrollo de cada uno de ellos. En cambio, los dones son entregados al momento de nuestra conversión y la buena noticia es que pueden desarrollarse al ponerse en práctica. Es como andar en bicicleta. No son para provecho personal, son para el beneficio del Cuerpo de Cristo y extender el Reino de Dios. Puedes ver un listado bien completo de dones en:
¿Qué relación existe entre nuestro llamado y nuestra pasión, dones y talentos?
Todo puede complementarse entre sí de forma sinérgica. Puedes desarrollar tu llamado ejercitando tus dones y talentos al servicio del avance del Reino de Dios. Algunas preguntas que podrían ayudarte a descubrir tus dones y talentos: ¿Qué te entusiasma? Trata de identificar áreas o actividades que realmente disfrutes, que te diviertan, que te llenen de energía, que estén ligadas a tus gustos e intereses. Desarrollar estas actividades contribuyen a tu felicidad. Puede ser el deporte, tu trabajo, el baile, el teatro, pasión por la música, algún hobby, etc. ¿Para qué eres bueno? Piensa en qué tienes facilidad, qué actividades puedes desarrollar con excelencia, en qué áreas de tu desarrollo has tenido éxito? dónde has encontrado el reconocimiento de los demás. ¿A quiénes admiras? Realiza un proceso de introspección y pregúntate el por qué. Identificar modelos a seguir, puede que te ayude a conocer aquellos dones y talentos que aspiras desarrollar. ¿Tienes algún área de DOLOR? Quizá en tu vida has atravesado situaciones adversas y difíciles en las fuiste testigo de la restauración de Dios. Esto ha transformado mucho tu ser, y deseas ayudar a otros que se encuentren en situaciones similares a que puedan vivir lo mismo. Quizá tuviste problemas con alguna adicción, algún abuso, situación de pobreza o vulnerabilidad. Estos pueden ser los escenarios para comenzar a desarrollar tu llamado ayudando a otros a salir victoriosos. (2 Corintios 1:4) ¿Qué hacer si no sé cuales son mis dones y talentos? Te animamos a que realices un PROCESO DE EXPLORACIÓN: Realiza el experimento de servir un mes en cada ministerio de tu iglesia o comunidad. Trabajar un mes con niños, otro mes con adolescentes, otro mes sal a evangelizar por las calles, un tiempo visita a enfermos y ancianos, participa de comedores u orfanatos, participa de competencias y deportes, etc. Date la oportunidad de experimentar el desagrado y el entusiasmo. Sólo de esa manera, podrás encontrar tus fortalezas y debilidades. ¿Esto es sólo para los jóvenes? No, Dios desea que hasta el último día de tu vida tomes en serio sus Palabras. No olvides que Moisés, Caleb, Pedro, Pablo por nombrar algunos, han tenido su mayor contribución después de los 60 años. ¡Dios desea usarnos! y muchas veces nuestro mejor escenario ministerial es la empresa, la universidad, el gym, tu vecindario. ¡Te animamos a que te sumes al desafío de dar mucho fruto! No estás solo, ¡El Espíritu Santo será tu Compañero Fiel en esta Aventura! |
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